Adonde va a parar la lluvia
después de la tormenta.
Adonde tejerán sus hilos invisibles
esas lágrimas de fuego
que se evaporan
lánguidas
sobre el pavimento
y el vapor subterráneo
las sofoca
en sus garras de fuego.
Adonde jugará mi lucero
su instancia mágica
de inspiración y gracia
y el horizonte
recobre sus lineas naturales
en armonía con el universo.
Cómo jugaré
mi juego eterno
de enamorada
de la noche
en este paraíso extraviado
de un amanecer de opacidades,
de un ocaso sin firmamento,
y de un cielo sin luna.
Adonde irán a invernar mis sueños
al alba de mis días?
Elbi
(Derechos reservados)
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