Te he visto desde mi ventana
emerger de los cerros lejanos
en forma de hojas de otoño
rozando mis hombros
y bajar como rocío de luna
hasta posarte en mi vientre.
Nadie nos vio aquella tarde
mientras el crepúsculo
caía sobre nuestro universo
y mi rostro cobraba una imagen serena
de infinito placer por la entrega
al estímulo de tus caricias de plata.
Eres mi último latido de otoño
que intenta revivir
la agonía por tu ausencia
como resucitando al recuerdo
de tus ojos en llamas
de tu voz como susurros ardientes.
Aún me llega el eco de tus palabras
cuando en la fatiga del amor
me clamabas la eternidad de esa vida
no están muertas las hojas me decías
sólo están reviviendo
como tu alma y la mía.
Elbi Merín
Fotografía Lillian Bassman
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