Cuanto no sé de ti
que no me dices
y se me mueren
lentamente las palabras.
Cuanto pueden leer mis ojos
en los tuyos,
clandestino laberinto
de trivialidades
que socavan mi estima,
y de tu verborragia
cuando el silencio
es la mejor opción.
No disimules con tu risa
lo que mi razón leyó
con claridad,
ni te pongas reflexivo
cuando las palabras sobran
y los porqué
son solo parches de mal gusto
que subestiman mi intelecto.
No dismules con máscaras
los agujeros negros
de tu mediocridad,
ni profanes mi lealtad
con una verdad a medias
que solo prolongue
el destino del adios.
Ya es tiempo de hacer equipajes
y alivianar heridas,
de caminar con pausa
los caminos solitarios
de este otoño refulgente
que se funde
en susurros tenues,
entregada
a la encantadora seducción
de vestirme con mi propia piel,
liviana de decepciones,
recuperando esperanzas rotas
y anhelos robados.
Retornando liviana
a la órbita de mis sueños.
Elbi (Derechos reservados)
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