Los cuartos vacíos
son como las estaciones del alma,
ocultan bajo sus alas
el perfume de un pasado
que regresa a besarme la mejilla.
Acaso los anhelos de una vida
se reflejan en el rostro
con sutiles ranuras de añoranza,
o acaso mis iris refracten
el mosaico de vivencias
que edificaron mi existir
a la singular sensación
de envejecer en plenitud.
Una foto del pasado
me enfrenta a la visión
de la mujer joven que fui,
e intento penetrar
mis pensamientos de entonces,
presumiendo
que son casi idénticos en su esencia,
a este presente que me arrulla.
Somos dos en una
en una misma evolución,
como queriendo compartir
cuartos mágicos
de intensa luz,
en exquista armonía con mi ser.
Elbi
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